El periodista orquesta en tiempos de plasmas y redes

Que te inviten como ponente en un congreso siempre trae, junto a la invitación, una gran dosis de responsabilidad. Pero, si ese congreso rueda solo desde hace diecinueve años, sabes que sólo puedes ir a aprender, a empaparte para exprimir esa esponja cuando regreses.

Esa invitación llegó de mi compañero Alberto Gómez. XIX Congreso de Periodismo Digital de Huesca. El reto: hablar del papel de “El periodista orquesta en tiempos de plasmas y redes”. Ya saben, el que graba, fotografía, escribe, envía, hace directos… Una especie que, háganse a la idea, ha llegado para quedarse.

Congreso de Periodismo Digital en Huesca

Es interesante compartir tus vivencias con compañeros a los que la profesión les ha permitido especializarse. Aquellas firmas que uno reconoce en los artículos que consume día a día. Aquellas que se dedican a un único tema y en un único formato. Porque sí, todavía existen. Nombres como Nacho Escolar, Ana Pardo, Nacho Carretero… Y, aún es más interesante, abrir esas experiencias a estudiantes que ya van camino de tomarnos el relevo en breve.

Fuimos a hablar de lo que, seguramente, ya les han dicho en la carrera: hay que saber hacer de todo en la profesión. Pero, con un añadido, fuimos a contarles que tendrán que hacerlo todo a la vez. Nuestra generación lo descubrió sobre la marcha. Venimos a explicarle a ésta que, muy probablemente, tendrán que ponerlo en práctica en cuánto pongan un pie fuera de su facultad.

Andrea, Rafa y yo hablamos de las bondades de llevar a cuestas el cargo de periodista orquesta. Permite controlar todo el producto. El envoltorio es inmejorable. Llega rápido y montado. Sin embargo, también les reconocimos que la información podría trabajarse más en profundidad si tuviéramos más tiempo y, al menos, una de las dos manos libres. Nos sobraron las anécdotas para dejarles claro que es imposible estar, al mismo tiempo, enviando unas imágenes, ajustando formatos, pendientes del wifi, redactando un video y quedarse a hacer contactos, escuchar un off the record… El viejo “pasillea que algo sacarás” es mucho más difícil en tiempos del periodista orquesta.

Tocó hablar de redes y comunicados y quisimos abrir un debate en la profesión. ¿Deberíamos conformarnos con las respuestas vía Twitter de los políticos? A fin de cuentas no se aleja del ya conocido plasma de Rajoy. No hay preguntas. Y si no hay preguntas, no hay periodismo.

Una hora de escenario después de oír nuestra experiencia, muchas risas, algunas miserias y más ganas concluimos que hay que formarse para abarcar la información desde el córner que nos llegue. Hemos de saber hacer de todo pero la profesión debe aflojar esa tuerca antes de que gire en nuestra contra. No podemos elegir entre la inmediatez y la calidad porque, si prima la primera, la segunda saldrá perdiendo. Nos nos bajamos del escenario sin recordarles que nuestra profesión es preguntar, reprepreguntar y volver a preguntar una vez más. Si eso no lo permiten las redes sociales no hemos de permitir nosotros que las usen para darnos respuestas.

Al terminar, me emocionó ver tantas manos levantadas en el turno de preguntas. Y pensé, si los tiempos cambian, compartamos ese cambio.

Me llevo experiencias, debates, consejos, batallitas de grandes periodistas con los que fue muy fácil conversar. El Congreso crea ese ambiente para que los enamorados de este oficio compartamos los secretos de nuestra relación con el periodismo, lo critiquemos y amemos a partes iguales. Y nos marchemos sabiendo que, el año que viene, habrá que adaptarse a nuevos cambios. Los escucharé, entonces, desde la butaca como oyente del congreso porque amenazo con volver.