Instagram: del postureo a la insatisfacción

Instagram es la red social de paisajes de ensueño, de comidas de estrella Michelín, #OutfitOfTheDay y viajes al fin del mundo. Es la cara bonita de la vida, una realidad endulzada o más claramente, la red social del POSTUREO, en mayúsculas.

El éxito

Instagram es la joya de la corona del imperio de Facebook, con un crecimiento que parece no tener fin y que ya supera los 700 millones de usuarios diarios activos y unos ingresos que se elevan hasta los 3.000 millones de dólares. Con tales cifras, no es de extrañar que las marcas también quieran sumarse al carro: son ocho millones de empresas las que se encuentran en la red social, entre ellas, el 90% de las 100 marcas más influyentes del mundo.

En realidad, Instagram no es tan solo el lugar idóneo en el que colgar tus mejores fotos, también puedes mostrar al mundo las peores y un sinfín de selfies. ¿Cómo? Con Instagram Stories, la función que incorporó la aplicación en 2016 y que viene a ser un clon de Snapchat. En tan solo un año ya cuenta con 200 millones de usuarios diarios activos, unos 40 millones más que Snapchat. En esta ocasión, la copia ha superado al original.

Las Stories encarnan el concepto “semi-live” ideado por Mary Meeker en su Internet Trends 2016, un formato relativamente nuevo que aparece en 2013 con Snapchat y tiene un carácter personal y semi-directo, ya que si no lo visualizas en 24h, te lo pierdes. Las Stories son más amenas y divertidas que los posts en sí, y un canal para dejar vía libre a tu imaginación. Aquí te dejamos algunas cuentas con grandes Stories para que te inspires: NASA, LOFT, Huffington Post y Techcrunch.

La otra cara de la moneda

Aún con las alentadoras cifras, fotografías perfectas y “nuevas” y atractivas funciones, Instagram no se libra de la controversia. Según un reciente informe de la Real Sociedad para la Salud Pública del Reino Unido, se posiciona como la peor red social para la salud mental de los jóvenes. Sus conclusiones dictaminan que esta realidad maquillada que enseña Instagram genera expectativas poco realistas que merman nuestra autoestima. Además, también quita horas de sueño, genera miedo a quedarse fuera de eventos sociales, potencia el ciberacoso y aumenta la ansiedad. Su competencia, Snapchat, tampoco se queda corta y recibe unas puntuaciones casi tan negativas como Instagram.

A todo esto, también se debe sumar el revuelo que se ha generado debido a la publicidad encubierta realizada por influencers en esta red social. Mary Meeker, de nuevo, ya avanzó que las redes sociales pasarían por encima de la publicidad convencional y en internet al facilitar una gran audiencia y el UGC (User Generated Content). La línea entre la recomendación sincera y la publicidad encubierta es tan fina que aún no se ha regulado este nuevo tipo de publicidad en redes sociales dejando un vacío legal. La problemática llega a ser tal, que el 93% de las cuentas más populares incumplen la normativa estadounidense de Instagram, según un estudio de Mediakix.

El influencer marketing es ya un mercado de mil millones de dólares, un boom que no sabemos si perdurará o no en el tiempo, pero que por ahora sigue creciendo y despertando el interés de marcas que parecen centrarse más en la cantidad que en la calidad. Un estudio de este mes de septiembre denunció la situación creando dos influencers falsos gracias a la compra de seguidores y de engagement y, sorpresa: tal y como se esperaba recibieron ofertas comerciales con recompensas monetarias o en especias (viajes, productos gratuitos,….)

La solución a los falsos influencers y a la publicidad encubierta reside en encontrar una regulación a estas prácticas Por ahora, Instagram ha decidido tomar sus propias medidas y va a lanzar el servicio “paid partnership with”, que facilitará la identificación de relaciones comerciales entre influencers y marcas tanto en los posts como en las Stories. Así, Instagram pretende crear una comunidad más transparente y saludable.

Pero eso no es todo, las malas noticias parecen no dar tregua a Instagram. Hace unos días se publicó un artículo en Medium que asegura que Instagram nos escucha a través del micrófono de nuestros móviles. El autor explica cómo estaba hablando con su primo de un micro proyector que quería comprar y del que, recalca, nunca había realizado ninguna consulta en internet. Su sorpresa llegó a la mañana siguiente cuando le apareció en su feed un contenido patrocinado del proyector del que había estado hablando. En pleno auge del miedo a la pérdida de privacidad y a la recolecta y venta masiva de nuestros datos por parte de gigantes de Internet, ¿será verdad que se nos escucha y monitoriza casi a tiempo real?  

El camino para llegar a ser una red social no nociva (o, al menos, no tanto) puede ser largo. Las malas prácticas publicitarias, Photoshop y la confusión y desconfianza en la tecnología abundan creando una sensación de engaño en todos los sentidos. Nosotros, quizás en un exceso de confianza, seguimos pensando que estas situaciones, poco a poco, se revertirán.

Estamos a favor la tecnología, de Instagram, del postureo y de las nuevas formas de publicidad, pero siempre con cabeza y sin olvidar lo más importante: el bien de los usuarios.